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martes, 12 de octubre de 2010

Capitulo 1, ¿Nueva York?

“Cuenta la leyenda, que hace muchos años, reinos mágicos conectaban con cada continente del mundo.
En cada reino mágico, habitaba un hada guardiana, la cual tenía el poder de proteger las tierras de su reino, de todo peligro que se cruzara en su camino. Aquella hada, tenía en su poder, un colgante, en el cual se encontraban las 8 perlas de la naturaleza y con ellas, debía proteger a su pueblo, mejor que a su propia vida…”
Esta es la historia que me contó mi abuela hace unos 5 años.
Me olvidé de presentarme: mi nombre es Annie. Soy una chica corriente, o al menos eso era lo que yo creía. Tengo 15 años y vivo en un pequeño pueblo a las afueras de Canadá.
Soy blanquita de piel y mi pelo es largo, castaño oscuro y ondulado.
Mido 1,60 metros más o menos.
Mis amigas dicen que soy bastante guapa, pero yo no me lo creo... Si no, porque nunca he estado con nadie?
Ellas dicen que simplemente no se dan cuenta de lo que se pierden. Pero yo no estoy tan segura de ello.
Solo pienso una cosa: soy fea.
Soy bastante tímida respecto al tema de hablar con gente desconocida, especialmente con los chicos. Pero bueno, no pasa nada. De momento lo llevo bastante bien ;)
Vivo en una gran casa junto con mi padre y mi abuela.
No tengo madre, ya que se marcho cuando yo apenas tenia 4 años.
Nunca llegué a comprender el verdadero motivo, ya que mi padre no me daba grandes explicaciones. Simplemente me decía: “tuvo que marcharse por problemas que no entenderías”.
¡Pero yo no soy tonta! ¡Ni mucho menos! Se perfectamente que mi padre me ocultaba algo y algún día conseguiré averiguarlo. Pero hasta entonces, no me queda otro remedio que aguantarme.

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30 de agosto, fin de mis vacaciones. Eran las 7 de la tarde y  yo me encontraba tumbada en el sofá, viendo la tele -algo que suelo hacer bastante a menudo-.
Era un sábado como otro cualquiera, aunque, me estaba aburriendo más de lo normal. No es que lo que dieran en la televisión no fuera divertido. En absoluto, estaban dando una película para adolescentes bastante entretenida, pero, a mi ya no me llamaba la atención. Además, ya era la tercera vez que la veía.
Tenía ganas de hacer algo divertido, diferente. Estas dos últimas semanas, habían sido muy monótonas. Me pasaba la mayor parte del tiempo en casa, ya que todas mis amigas se habían marchado de vacaciones.
Todos los días era lo mismo. Desayuno, televisión, comida y cena.
No es que me cansara de hacer el vago. ¡Para nada! El problema es que tengo ganas de hacer algo diferente.
Pero para ello, me tendré que esperar hasta mañana, que por suerte, es cuando llegan tres de mis amigas. Podremos quedar y salir a dar alguna vuelta, o ir al centro comercial.
Mas animada, me levanté del sofá y me dirigí hacia la cocina. Me hice unas palomitas y me dirigí de nuevo hacía el salón. Me senté y arropada con la manta y con las palomitas en la mano, continué viendo la película, por tercera vez.
Tras pasados 5 minutos, entró mi padre.
Levanté la cabeza con intención de preguntarle si necesitaba algo y pude ver que se acercaba lentamente dirección a la televisión.
Sin decirme nada, la apagó.
-¿Se puede saber porqué la apagas? Estaba en una escena realmente interesante…- Refunfuñé, aunque en realidad, no me importó ni lo mas mínimo que me la apagara. De hecho, estaba en una escena un tanto aburrida.
Me incorporé y él se sentó a mi lado.
- Lo siento cariño pero es que... – estaba muy serio y la voz le temblaba, algo que no era muy común en el.
-¿Sucede algo papá?
-Si. Veras, resulta que el trabajo que tengo aquí, no es muy bueno y...  
-Espera, espera- le corté. – ¿No me estarás intentando decir que te han dado un nuevo trabajo no?
-Pues la verdad es que si…- Seguía con aquella expresión seria en su cara.
-Eso está muy bien. – le contesté ilusionada. Hacía ya tiempo que había escuchado algo sobre que su trabajo no era bastante bueno, pero nunca le había dado gran importancia.
-Ya lo sé… pero eso no es todo. Verás… ya sabes que es difícil encontrar un buen trabajo… y… bueno…
- ¿Que pasa papa? Vamos, arranca de una vez. Me estoy empezando a poner nerviosa.
-Vale, seré directo. Nos tenemos que mudar.
- ¿Qué?- le respondí atónita. – ¿mudar? Es una broma, ¿verdad?!
-No, lo siento.
-¿Qué lo sientes? Papá, yo no puedo irme de aquí. Aquí lo tengo todo, mis amigas, amigos… TODO.-le grité.
-Ya lo se cariño. Pero es que no podemos hacer nada más. He hablado con la abuela, y está de acuerdo. Dentro de una semana nos mudamos a Nueva York.
-¡¿Que?! ¿A Nueva York? Está lejísimos papá…
-Bueno… no está tan lejos como tú dices. Exactamente está a…
-¡Me da absolutamente igual a que distancia a la que esté! – le corté. – Lo que me importa es mi futuro. Mis amigas. ¿Qué pasa con ellas? No las volveré a ver en mucho tiempo.
-Bueno cariño, ya las veras una vez cada cierto tiempo. Lo siento mucho de verdad.         Pero… yo no puedo hacer nada al respecto. Nos mudamos y punto. – me respondió.
- Papá no lo entiendo. ¿Cómo me haces esto?- sollocé. No me lo podía creer. Mis amigas llegaban mañana, otras el miércoles… y nada más llegar, me marcharía. No iba a poder ni disfrutar de la semana con ellas. ¿Por qué me tenía que pasar esto a mí?
-No tenemos otra solución. ¡Entiéndelo! Si no acepto ese trabajo, no tendré dinero suficiente para todos tus gastos. ¡¿Es eso lo que quieres?!- me dijo tristemente.
Ahora empezaba a comprenderlo. Su trabajo no es que fuera muy bueno, no ganaba suficiente dinero, y yo cada vez me hacia mas mayor y eso conllevaba a mas gastos. Además dentro de nada se iría a pique, con lo cuál, el se quedaría sin trabajo. Y eso significaba que seriamos… como decirlo... ¿Pobres?
-No papá, claro que no. Pero es que… es muy duro. ¿Seguro que no hay otra solución
-Lo siento.
-Está bien.-Dije tristemente- ¿Te importaría dejarme sola?
En cuanto se marchó, empecé a llorar.
No me lo podía creer. No podía creer que esto me estuviera pasando a mí, a nosotros. Nunca me hubiera imaginado que me pasaría esto. Solía ver películas, en las que las protagonistas abandonaban todo, y se mudaban obligadas por sus padres, por trabajo. Ahora yo me he convertido en una de ellas.
Y lo que mas me fastidia, es que justo ahora nos tenemos que mudar.
Mis amigas y yo estábamos más unidas que nunca, y ahora me tenía que separar de ellas.
Y ya ni que decir de John, aquel chico tan perfecto… Aquel chico que me gusta desde el verano pasado. Justo ahora que probablemente íbamos a empezar una relación… Yo que me había animado a decirle lo que sentía y justo ahora, nos mudamos.
Pero, ¿Qué podía hacer? Nada, como siempre. Aguantarme y tragarme toda mi rabia.
Para calmarme empecé a pensar en que tal vez la mudanza significaba algo. Quiero decir, ¿nunca habéis oído que todo lo que sucede, sucede por algún motivo? Tal vez mi lugar no esté aquí. Tal vez mi lugar no sea junto a ellas, junto a John. Tal vez mi lugar esté en Nueva York, y puede, que allí me espere él, el chico que forme parte de mi vida. Ese amor eterno por el que uno es capaz de morir. Tal vez esté allí, en Nueva York.

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Pink Moustache