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martes, 12 de octubre de 2010

Capítulo 2, Nueva ciudad, nueva vida.


La semana pasó muy rápido, por desgracia. Estuve todos los días con mis amigas ya que no las iba a volver a ver en un tiempo muy largo. ¡Las iba a echar tanto de menos! Ellas lo eran todo para mí.
Pero lo peor era que me tenía que marchar sin poder despedirme de John. El estaba de vacaciones y todavía no había vuelto.
Le escribí una carta, en la que se lo conté todo.
La carta decía:
“Hola John,
Cuando leas esto estaré a muchos kilómetros de aquí.
A mi padre le han ofrecido un nuevo trabajo en Nueva York, y bueno, nos hemos tenido que mudar. Esto ha sido muy duro para mí. Sobre todo porque no me he podido despedir como me hubiera gustado.
Probablemente no nos veamos en mucho tiempo, y eso me duele.
Que oportuno es mi padre, ¿eh? Justo ahora que habíamos empezado a entendernos… justo cuando me había animado a contarte todo lo que siento por ti… Nos mudamos.
Seguramente no entiendas nada, pero tranquilo que te lo explico. Verás, desde que te vi el verano pasado, me gustaste. Pero no me atrevía a decírtelo, ya que tenía miedo al rechazo. Lo sé, te lo tenía que haber contado mucho antes. Lo intenté varias veces, pero no pude.
Yo no se si tu sientes lo mismo por mi o no… y puede que nunca llegue a saberlo.
Pero tengo que decirte una cosa. Veras… como dije antes me gustas, y mucho.
Por desgracia, yo me he mudado y solo nos veremos una vez al año, dos como mucho. Por esa razón, lo nuestro no puede ser. Puede que te importe, o puede que no. No lo sé. Solo sé que por mucho que lo intentaríamos, la relación a distancia, no funcionaria. Me duele mucho decirte esto, pero es lo único que puedo hacer.
Voy a empezar una nueva vida, y a partir de ahora, todo va a ser nuevo para mí.
Claro que, eso no significa que valla a olvidar a mis amigas y amigos.
Simplemente, quiero hacer desaparecer lo que siento por ti, me gustaría poder empezar desde cero, ya que, de este modo, me ira mejor.
Seguiremos siendo amigos, si tú quieres claro ;)
Espero que me entiendas. Me ayudaría mucho.
¡Gracias!
Un besazo.
Te Quiere, Annie.”
No se si he hecho bien o no en decirle que me iba a olvidar de el. Pero era lo que debía hacer.
Estuve meditándolo durante toda la semana, y lo decidí. Por mucho que me costara, le iba a olvidar.
Les entregué la carta a mis amigas y les dije que se la dieran cuando yo estuviera en Nueva York.
Ellas no dudaron en aceptar.
Llegó el día 6 de septiembre. Día que nos marchábamos. Llamé a mis amigas para que vinieran a casa, y estuvimos sacándonos fotos hasta que llegó la hora.
Vino mi padre para avisarnos que en 5 minutos nos marchábamos. Empezamos todas a llorar, estábamos muy tristes.
Todo pasó rápido, nos dimos besos y abrazos, me monte en el coche, y nos fuimos.
Pusimos marcha hacia Nueva York. Se acabó, me esperaba una nueva vida.
El viaje se me hizo eterno, pero no me importo, ya que no tenía muchas ganas de llegar.
No dejaba de pensar en lo que estarían haciendo mis amigas sin mi, en si me iban a echar de menos, o si me llegarían a olvidar algún día.
Decidí apartar esos pensamientos negativos. Esta era una nueva oportunidad para conocer gente nueva. Debía aprovecharla.
Llegamos sobre las 5:30 de la tarde.
La verdad es que Nueva York era precioso. Tal y como yo me lo esperaba.
Lleno de tráfico, gente y edificios altísimos. Estaba todo decorado con luces y neones (Todavía no estaban encendidas).
De noche, sería realmente bonito. Como un espectáculo de luces.
Era todo tan diferente a  donde yo vivía antes. Yo vivía en un pequeño pueblo, y esto… ¡esto era una gran ciudad!
Llegamos a la nueva casa. No era como la que teníamos en Canadá. Esta era más pequeña, mucho más.
Allí teníamos una casa muy grande, ya que al ser un pueblo pequeño no había pisos.
La verdad es que no sé si llegare a adaptarme a esta nueva forma de vida.
Subimos al piso, fui directa a mi habitación y cerré la puerta con el pestillo. No quería que nada ni nadie me molestaran, lo único que quería era estar sola y poder pensar en mis cosas.
Todos mis muebles estaban colocados, ya que los fueron trayendo durante la semana.
Me tumbe en la cama y sin darme cuenta me quede dormida.
Cuando me desperté eran las 7:30 de la tarde.
Decidí salir a dar una vuelta para familiarizarme con la que a partir de ahora iba a ser mi ciudad.
Salí de mi cuarto y me dirigí hacia la entrada.
-Adiós papá. Vengo en una hora.
- Pero hija, ¿a donde vas?
-Papá, quiero que me de un poco el aire, y de paso veo como es la ciudad.
-Está bien, pero no tardes. ¡Haber si te vas a perder!
-Tengo buena orientación, por si lo habías olvidado.
-Pues no se yo que decirte Annie.
-Venga papá, me marcho. Adiós, te quiero.
-Yo también cariño.
Estaba un poco molesta con mi padre, pero decidí que lo mejor sería perdonarlo, ya que, el no tenia la culpa de nada. O al menos, eso creía.

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