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martes, 21 de diciembre de 2010

Capitulo 26, Hidra.

----------------------PARTE NARRADA POR ALBERT------------------------
No pude hacer otra cosa. Me arrepiento, pero era lo único que podía hacer, ¿no?
Además, no creo que sea tan grave… Yo no creo que lord William sea tan malo como dice Annie. A mi me ayudó, y a mi hermanito también. Si no hubiera sido por él… Mi hermano… ¡mi hermano hubiera muerto!
Simplemente… quiere conseguir poder, poder para sentirse fuerte, protegido, pero nada más. No quiere hacer daño a nadie… O eso creo…
A mi él, me contó, que tenía una hermana. Si, una hermana con la que no se llevaba muy bien. Cuando murió la madre de ellos dos, le dejó un cargo muy importante a ella. En cambio a él, no le dejó absolutamente nada, ya que decían que su mente no estaba apta para el cargo…
Desde entonces, su hermana no le ayudó ni se preocupó por él. Ni siquiera le dio una pizca de sus poderes para que el pudiera tener una buena vida. Sin embargo, ella iba revelando que él era malvado, que quería acabar con la raza humana y después de eso, ser el gobernador de Mandilia y más sitios mágicos… Él no se lo tomó nada bien, y está haciendo todo lo posible para robarle los poderes y vengarse de ella, por haber destrozado su vida…
Si, eso es lo que quiere, venganza… Y cuando lo consiga, todo habrá terminado, y lord William podrá vivir en la paz que siempre quiso…
No es para tanto, no quiere dominar el mundo como dijo Annie. No. Eso no es más que una estúpida suposición de la gente que le odia. Nada más…
Una suave ráfaga de viento acarició mi mejilla despejando mi mente. Lamentablemente aquella paz no duró mucho tiempo. En mi mente no dejaba de rondar la conversación con Annie. Aquella chica es especial. Tiene algo que nadie tiene… Pero no puedo. No, no puedo pensar en ella. No debo. No me conviene, y mas, cuando la estoy traicionando de esta forma. Cuando me descubra no querrá saber nada mas de mi…
Pero no tengo otra opción. No puedo permitir que mi hermanito pequeño muera. No, no puedo. Le queda mucho por vivir aún. Es muy joven. No puedo arrebatarle la vida por un capricho mío. No me lo perdonaría nunca…
Aspiré profundamente. Me dolía la cabeza.
Me senté en un banco. En el ultimo y mas escondido, para ser exactos.
Siempre que tenía un problema, solía ir allí y me sentaba en él para recapacitar.
El piar de los pájaros, el sonido de los arboles balanceándose al son del viento… Era una melodía relajante, acogedora.
Justamente, hace unos meses, mi hermano empeoró. Yo me sentía tan mal, que para relajarme, tuve que venir a éste parque.
En cuánto me senté para tranquilizarme por la desmejoración de mi hermano escuché algo, y corriendo me levanté y me escondí tras un árbol. Cuando miré, allí estaba ella, tan espectacular como siempre, con esa preciosa melena que se mecía con la suave brisa, mirándome con aquellos ojos brillantes y llenos de vida… Desde aquel momento supe que no podría sacármela de mi cabeza… Hasta que lord William me amenazó.
Agité la cabeza de un lado para otro.
-No Albert no. Deja de pensar en ella. No puedes. ¡Olvídala!- me dije en voz alta.

----------------------PARTE NARRADA POR ANNIE------------------------
En cuanto nos alejamos del colegio llamé a Athos. Apareció en seguida. La verdad, era un caballo excelente.
Apenas tardamos unos diez minutos en llegar. Athos cabalgaba a la velocidad del rayo.
Se detuvo frente a una gran llanura en la que en el centro se encontraba un enorme lago de aguas realmente azuladas.
Sobre ellas, se reflejaban unas altísimas montañas nevadas.
Nos bajamos y enganche sus doradas riendas en uno de los múltiples árboles que se encontraban por la zona.
Era un lugar precioso, relajante.
Aspiré profundamente y un olor a hierba recorrió mi tabique nasal. Eso si que era naturaleza, aire puro, limpio. No el que recorre las calles de Nueva York, que enferma a todo aquel que lo huele.
Comenzamos a caminar por las altas hierbas, hasta llegar al lago.
Acaricié la fresca agua con la palma de la mano y me refresqué el cuello. Hacia un poco de calor, a pesar de que estuviéramos en otoño.
-Ey Layla, mira que buena está el agua- dije cogiéndole para que la tocara.
Rápidamente, se soltó bruscamente. Le mire, atónita.
-¿Qué sucede?-pregunté.
-Na…nada…-tartamudeó.
-Vamos Layla, toca el agua, que está muy fresquita.
-¡No!-gritó. Le miré sorprendida.-Quiero decir… no. Tengo frío.
-¿Frío? Pero si hace 20 grados, y además tienes sudadera. No puedes tener frío-respondí.-A no ser, que estés enferma-dije mientras me disponía a tocar su frente con la mano húmeda.
-¡No me toques!-Se apartó.
-Layla, ¿que te ocurre? Estas rara…
-Bueno, yo…- Se detuvo. En ese instante, lo comprendí.
-¡Claro! ¡Ya se lo que te sucede!-exclamé
-¿A…A si?- su cara mostraba inquietud.
-¡Si!-Grité- ¡Te da miedo el agua! Pero Layla… No seas tonta, entre nosotras hay confianza, me lo podías haber contado…
-He…Si… Ti…Tienes razón.- Su cara seguía mostrando preocupación.
-Bueno, no pasa nada.-sonreí.- Haber, ya estamos aquí. ¿Qué se supone que hay que hacer ahora?
-Encontrar la perla-respondió ésta.
-Ya claro, eso también lo sabia yo. Pero... ¿de donde la saco?
-Ni idea.
Comenzamos a caminar por la zona, en busca de algo que nos pudiera dar alguna pista. Tras cinco minutos sin encontrar nada, decidí sacar el mapa. Lo abrí, y el punto seguía donde antes, sin haberse movido.
-Tal vez, esté dentro del lago.-exclamo Layla, señalando la posición del punto. Si, así era, el punto indicaba exactamente al agua.
En ese momento, las dos miramos al centro del lago, y una brillante luz azul comenzó a aparecer por él.
Cada vez era más y más brillante, y llego un momento en el que cegaba. Parpadeé varias veces, para poder ver a través de ella y entonces lo vi.
Comenzó a formarse un enorme remolino que tragaba y tragaba agua.
Un brusco terremoto hizo que perdiéramos el equilibrio y cayéramos de espaldas sobre la húmeda hierba.
Sorprendidas, nos miramos, sin entender que era lo que estaba sucediendo.
La luz desapareció de golpe, y en el lago se formó un enorme agujero, dejando a la vista una enorme piedra, y encima de ésta, una cajita con una pequeña y brillante bola azul.
-¡La perla! –Grité entusiasmada, y comencé a andar por el agua con la intención de llegar nadando hasta ella. Apenas había avanzado cuatro pasos, cuando algo hizo que me detuviera. Me quedé inmóvil, con la cara desencajada por el pánico. Tras la enorme roca, se encontraba una formidable criatura de más de 10 metros. Emitió un desagradable rugido, y en ese momento, la enorme roca volvió a introducirse bajo tierra, y las aguas volvieron a la normalidad, salvo por un mínimo e insignificante detalle: la criatura seguía allí.
Comencé a andar marcha atrás, para poder salir del agua. No podía creer lo que tenia frente a mis narices. Todos los pelos de mi cuerpo se erizaron.
En cuanto salí del agua, observe a Layla, y me di cuenta de que tenia la misma expresión de terror que yo.
-¡Que coño es eso!- exclamé aterrorizada, sin apartar la mirada de aquella horrible criatura de múltiples cabeza. Tres, para ser exactos. Era horrible y encima, tenía unos dientes afiladísimos. Miré a Layla, esperando su respuesta.
-Es…Es…Es… ¡Una hidra!- exclamo sin poder creérselo ni ella.
-¿Qué?
-Es, es una especie de reptil marino. Carnívoro. He oído hablar sobre ella, pero nunca llegué a creer que existiera de verdad.
-Genial. Lo que nos faltaba.
-Annie, tenemos que marcharnos de aquí. La hidra es un despiadado monstruo y de aliento venenoso. No podemos respirar el aire que ella expulse. Además, ves que tiene tres cabezas ¿no? ¡Pues a nada que le cortes una, le salen dos más! Como nos quedemos aquí, ¡nos matará!
-Pero Layla… ¡No podemos marcharnos sin la perla!
-¿Es que no lo entiendes? ¡Es la protectora de la perla! ¡Si no acabamos con ella, no habrá forma de recuperarla!
-Pues entonces… ¡Acabemos con ella!-Dije sin pensármelo. Acto seguido, me di cuenta de que era una locura, una completa locura. Además, estaba poniendo en peligro nuestras vidas… Pero no podía hacer nada más. Debía conseguir la perla fuera como fuera.
-Pero…- Replicó Layla. Estaba realmente asustada.
-Layla, no te estoy obligando a nada. Puedes marcharte, si quieres…- Respondí pareciendo que no me importaba, a pesar de que no fuera cierto. Estaba convencida, de que si Layla me dejaba sola, no saldría de ésta.
-No. No puedo dejarte sola Annie. Eres mi amiga. Además, estamos juntas en esto. Venga, acabemos con ese asqueroso bicho.-Respondió un poco insegura.
-Gracias- la abracé.-Espero que podamos matarla….-Exclamé mirando hacía el lago. La enorme criatura cada vez se iba acercando más. 10 pasos, y llegaba hasta donde nosotras.
Sus ojos de color ámbar se clavaron en mí, provocando que me recorriera un enorme escalofrío por todo el cuerpo. Me estremecí. Sus ojos no expresaban otra cosa que odio y hambre. Quería devorarnos. Y no iba a parar hasta conseguirlo.
Layla también lo miró, con cara aterrorizada, y añadió:
-Si, yo también lo espero…

6 comentarios:

  1. largo o no ahora m dejas con la intriga ¬¬
    injustoo!!!

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  2. :) Esa era mi intención jajaja
    que va que va xD
    El siguiente lo subiré dentro de unos días ;)

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  3. hola!! me gusta la historia ahora no quiero dejar de leerla... es mas tambien escribo pero mas me inclino por la poesia... xD

    soy de ((YR))

    Suerte con tus lecturas... =)

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  4. Hola :D
    Muchísimas gracias por leerla y comentar :)
    Me alegro de que te haya gustado.
    Ahora me paso por tu blog ;)
    Gracias de nuevo
    Besitos (L)

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  5. hola cariiño, comento en est último porque a mi parecer, será más fácil que lo leas xD
    El caso es que no te puedo decir nada de como va este capiitulo, porque aín voy por el capiitulo 13, pero de omento la historia me gusta :)
    procuraré leerme hoy el resto y ya comento en el sigiente capítulo :)
    por cierto, ya te sigo!!
    un beso!

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  6. Para cuando el 27?¿ que ganas de leerlo tengo,
    un beso :)

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